Desvestidos llantos
de melancólico
atardecer
en el suspiro
exabrupto
de esta rabia que
embarga caramelizadas nostalgias,
desarraigando en
latigazos itinerantes
las
incertidumbres desojadas de incumplidos compromisos.
De infortunios
esta bañada
la mirada
intermitente del olvido
clavada al suelo
de su necesidad
en el anhelo
carente de sueños
en el que se
engalana su fragilidad;
y participar en
la fiesta de litigios y desavenencias
entre el querer
ser y el poder ser,
y dilapidar cada
paso al ir en zigzag
vaivén que
zarandea toda norma y ley
y no hay cadenas
que aguanten
el eco de una voz
quebrada cuando estalla,
ni cárcel que
detenga al pensamiento cuando desea danzar
y la libertad que
da divagar….
Querer expresar
palabras insondables
y no ser capaz ni
de saber
que se está
exponiendo,
y ralentizar cada
uno de los movimientos
de este agónico
regurgitar;
quedarse sin
aliento
soplando para
apagar
el fuego del
Hades,
y con el empeño,
quizás, avivar sin querer
las llamas que
queman los viejos caminos
que aun no anduve.