He venido caminando a mi niñez
por un camino distinto y nuevo a recorrer
desmelenando mis pasos insaciables de aprender
tropezando en mismas piedras con distinta estrechez.
Los ruidos que me acompañan al caminar
me demuestran, que aun diferentes, poco van a cambiar
más cuando toca dar marcha atrás
el mismo camino ya no es igual.
Precavidos pasos no asegurarán
que la maleza te pueda estorbar
y en los momentos que te apetece beber
te das cuenta de lo desagradecido que el ser humano es.
Los árboles bailan en uniformidad
con el son que el viento quiera tocar
y el crujir de hojas muertas al pisar
recuerda lo efímero que es su danzar.
Y haciendo una parada en el camino
sentado sobre la muerte olvidada de un castaño
escuchando la melodía y sinfonía
de los diferentes cantores que no saben lo que hacen
y embellecen ,no obstante, la paz de este bosque tan efímero, tan despreciado…
Quizá aquí parado, escribiendo sin pensar
y pensando que no sé lo que escribo,
no puedo negar la hermosura de la soledad
cuando sus curvas sinuosas de fatalidad
te abrazan y te aprietan sumergiéndote en una espiral
de grandeza, dependencia y sobre todo necesidad;
pues cuando conoces, encuentras y llegas a sentir
las alas del amor,
que te envuelven, que te agarran y no sabes distinguir
qué esta bien y qué esta mal en tu corazón
y no puedes explicar
como todo lo andado
no tiene ningún valor
porque esa persona no estaba a tu lado.
Porque no hay fragancia mas hermosa
que el de la felicidad al saber amar
con respeto y amistad….
Y desechas de tu vida la soledad
por ser amarga, confusa y aun así especial
por darte vacío e inseguridad
y aun así añorando esos momentos de necesidad…
Y te sumerges a pulmón
en la profundidad de la sinrazón
dejándote llevar por tu corazón,
aquel que es mas traidor que cualquier otra cosa,
surcando en las olas de la pasión
llevando por bandera la ilusión
hundes tu barco de sueños desamparados
en las aguas agitadas del amor…