lunes, 28 de enero de 2013

Alma de Tinta


A veces, simplemente a veces, cuando me dejo llevar por las letras que agarran mis manos, las desean, y las llevan de allá para acá haciendo de ellas una marioneta danzarina de versos gélidos y ardientes deseos, riegan las hojas en blanco de mi jardín, floreciendo enredaderas de rimas y locuras desmedidas e insípidas que alimentan mi alma; sí, son esas letras las que posen mi alma de tinta en un cuerpo de carne y no dan tregua a este corazón irrazonable de papel.

Por eso me dejaré llevar en azules vestigios por una tempestad de tinta; surcaré, siempre presto a la aventura, con mi barco de papel a la deriva, dejaré que las olas escriban despedidas mojadas, impelidas por los vientos elíseos de mis sueños, y allí… naufragar.

Y bajo la luz de una vela marchita, veo como se consume mi vida de cera por las llamas de un fuego efímero que se apagará cuando suelte mi mano, gota a gota pierdo fuerzas y son mis lagrimas estocadas desoladas que traspasan cicatrices, que voltean pensamientos, que enmudecen las gargantas; es la sal que asola verdes prados, en mi cara los quebranta y es aciaga la esperanza para unos dedos ya cansados de sangrar tinta invisible.

Es fugaz la estrella que pasea por mis cielos negros, mis deseos yo le pido, mis palabras yo derrito en el último suspiro, nunca se sabe dónde está la puerta que te lleve al otro lado y quizá, con ella, con esa estrella, pueda volver a surcar acantilados afilados sin volverme a dañar.

jueves, 24 de enero de 2013

Cerca Trova


Descontaré los pasos torcidos, los que embriagaron gota a gota, las nubes de hueso de este cielo de soledad, y procederé a olvidar cada rasgo cuneiforme de esos soles en el atardecer de esta tierra mojada…. Así que dejo que sigas arañando los enigmas antropomórficos de ideales perdidos y divagando en la elocuencia muda de tu mente.

Esto que esconden mis bolsillos no es más que los flecos descosidos de una lengua que no sabe hablar, unos dedos incapaces de soñar y llorar, que viven en la ignorancia de no saber transformar una caricia en abrigo de perpetuidad, y una espalda cargada del peso que dejó en ella los rotos flecos de ingenuidad.

No puedo más que darte una palmada en la espalda y ¡que te vaya bien!, yo seguiré cabalgando en los mares agónicos de mi siesta, tratando de no ahogarme en el pensamiento difuminado del oleaje adverso de mí palpitar, y allí, acurrucado bajo las aguas, absurdamente tratar de descansar. Si, dormiré… Cerca Trova.

lunes, 21 de enero de 2013

Volver a Ver


Yo estaba atado al olvido de una gélida noche de lluvia y no vi nada

Bajo el descarado hipnotismo de unas jarras de licor que mellaron mi equilibrio y no vi nada

Estuve con dos ángeles surcando mares de nubes algodonadas y no vi nada

Mecí el suelo con los terremotos impredecibles de mis pies y no vi nada

Dejé que tus cielos azules encapotaran mi alma de seda y no vi nada

En mis bolsillos labrados en inocencia guarde las caricias de tus palabras y no vi nada

¡Maldije la arena que grano a grano venció en la hora señalada! y no vi nada

Y cuando desperté aturdido del efímero sueño de tus brazos… seguí sin ver nada.

Así que con las dioptrías carentes de mi personalidad salí afuera

A lo más hondo de mi lago salado,

Que es alago al llanto perenne de mis alas,

Palpando a tientas los bordes frágiles de tu mirada

Me agarraste… y pusiste gafas a mis praderas desiertas, y te vi,

Y al verte… subió de nuevo el telón en esta función que comenzó a latir

Al verte  me desprendí de las legañas que apesadumbraban mi espalda echa girones

Al verte se desbocaron los caballos reprimidos por el dolor por mis venas

Al verte comprendí que es esta soga que me ahoga cuando oigo tu voz

Al verte entendí que no sirve de nada regar las penas que baldean por soledad

Y al verte, revoloteando tan dulce como siempre, te siguió a ciegas mi corazón.