1 de abril
Comienza el mes de las aguas mil, arrojando su tela de
araña en tempestades nebulosas que enredan los días en grises velos.
Intentaré no mirar al cielo para no ser esclavo de sus
designios, y rogaré al dios Ra que se haga omnipotente y rompa el maleficio de
dicho mes.
Veremos a ver que nos deparan estos días de tormenta…
10 de abril
Es constante el relinchar de gotas quebradizas que huyen al
galope de nubes opresoras.
Indomables caen una a una sobre el abanico de abril, el que
abofetea mi ventana empañada.
Duerme la nostalgia recordando fogosas libertades, donde
arropada al amparo de este gélido atardecer, se acurruca en un silencio
incompleto.
Va poco a poco caminando este rezongado suspirar, cautivado
por la neblina que rodea aun la habitación.
Y aquí ya no hay sueños insondables cuando se ensueña la
desilusión.
Sombrero de paja inútil en esta incombustible marejada de
soledad.
Cuan sublime es esta aciaga claridad, claridad que opaca la
lluvia de mis nubes cenegadas.
17 de abril
Es curioso ver como pican a mi ventana pequeños rayos de
sol, engrandeciendo sus nudillos según pasan las horas. Quizá mis ruegos y
oraciones hayan sido respondidos.
Y aunque el sol se quiere hacer fuerte, aun está empapada
la suave brisa de una sonrisa deshilachada, que quiere bordar castillos en el
aire y volver a ser fiel escudero.
No obstante, el día jadea libertad. Saldré a atrapar el
aire y guardarlo en frascos agujereados, para el día que me quede sin aliento
poder expirar mi espíritu en bocanadas de esta libertad.
Pues aun veo el mismo reflejo en esta ventana. Una melodía
que no para de sonar, un estribillo que invade cual fuerte ejercito mi mente,
“ayer teñí de color sangre mis sueños…”
Y la intensidad de este día soleado no significa nada, en
este día traidor de sus adiós.
20 de abril
Los vientos juegan a corretear, sin pensar que a empujones
llevan a las nubes hasta mi portal, el que ahora vuelve a estar tapiado, helado
por este rechinar de frías gotas.
¿No acabará nunca este eterno replicar?
Cada día señalado es un recuerdo, cada recuerdo lluvioso es
un constipado que no olvido. Cada constipado que no me deja dormir es fiebre
que me aturde y soy incapaz de respirar. Es este copioso sollozar en mi ventana
que nubes más allá…
28 de abril
Son ríos desbocados los que atormentan mis pies.
Es esta mojada sequia la que balbucea en noches agitadas un
nombre.
Gota a gota tintinean en la ventana susurrándome palabras
inconexas.
Y mis ruegos no fueron escuchados, y mi única petición era
pasar este mes en un abril y cerrar de ojos.
Más ahora que se acerca poco a poco su muerte, no me alegro. Pues son
tantos los recuerdos que han pasado
todos estos días que mis lagrimas iban al compas de la lluvia.
Quizá sea cierto el dicho que lo que no te mata te hace más
fuerte.
1 de mayo
Hoy me he asomado a la ventana, iluminando la calle oscura
con mi sonrisa difuminada.
La lluvia quiere participar en este mes, y a mí me parece
genial, ¡me encanta la lluvia!
Saldré a dar una vuelta sin paraguas, solo yo y la lluvia.
Juntos paseamos muchas veces, ella me refresca ¡empapa mi alegría!
Hoy me abrazaré a la lluvia en el estruendoso silencio de
su caminar.
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