lunes, 26 de marzo de 2012

REENCUENTRO




En el ocaso de sus canas, en la cama donde yace su cuerpo intentando robarle al reloj sus patas austeras e impedirle correr, donde la envidia recorre sus manos temblorosas que añoran mirar atrás.

            La chica que pasea aún por los pasillos encorvados de mi mente, que llevaba siempre en su andar la melodía angelical de cantos de sirena y emocionaba mis sentidos; un auricular en la oreja y el otro caído, para escuchar silbar a los pájaros cuando admiraban el vuelo de su pelo, y ella sonrojada se reía, pero le encantaba sentirse importante. Que preciosa.

            Cada vez caminaba menos. De la cama había hecho su fortín y no había ejército capaz de asaltar tan inexpugnable bastión. Su talludo corazón se había dado por vencido, quizá por la noble causa de no saber quién era el que estaba al otro lado del espejo o quizá, simple y llanamente, se cansó de luchar.

Un cono señalaba una zanja; las obras de la calle bailaban con el polvo que el viento de levante zarandeaba, sí, aquel viento inolvidable de levante con las manos en alto y su ímpetu de estandarte.
Los niños jugaban sin miedo a los coches, y la pelota iba de un lado a otro en la carretera, esquivando la inocencia y envistiendo la imprudencia de no palpar el peligro.

Casi siempre miraba al techo; mirada perdida, infinita. Qué tendrá ahí dentro, si cuando me mira no me conoce, si cuando le hablo es una pared blanqueada y ensimismada en su letargo, qué cruel es la vida que te roba toda alegría.

Y la abuela, ¡qué gracia me hacía! Todo el día con el perlé haciendo punto; creía que nos gustaba la ropa que nos tejía, pobrecilla nunca le dijimos nada…

            ¡Padre!  Habló esbozando una sonrisa y una mirada de duda. Su padre le miró, saliendo de sus absorbentes e itinerantes recuerdos que volvían una y otra vez recordando el pasado y entremezclando el presente, y le contestó:
            Dime hijo…  El joven rompió a llorar, abrazó a su padre y le susurró al oído un te quiero. Hacía tres años que no le reconocía; hoy se sintió tranquilo y feliz…

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