Doy vueltas en círculos
en cuadriculas de hormigón
veo gente sin rostro
semblante decaído de brazos
de lazos envueltos, ahogados
risueño egoísmo
que no da tregua
y galopa terca yegua
sin tiempo a descansar.
Soy participe de la desventura
que da seguir pisadas
en el vacio solitario de la multitud
caricaturas en peligro de extinción
latitud norte, potencia inusual
que desbocada pasa sin mirar
debajo de sus pies desgastados
de correr con los cordones atados.
Estoy frente al silencio
cara a cara con la muerte;
cada día sostengo mi vida
con tiritas puntiagudas
carentes de lo necesario,
tragando con calma
las estocadas que por la espalda
tratan de pisotear
un cambio de camino.
Aquel que entre bastidores
siempre quiso aflorar
mas la contienda desmedida
con la que se ducha la injusticia
dio retardo al embargo
que destronó su pedestal.
Voy tras la noche
no quiero ver amanecer
no hay reproches en los actos
que malamente se infiltraron
en agónico padecer,
más si cabe seguiré
por la ruta que me dé el sendero sin zapatos,
y parando cada rato
decidiendo que poner
si una tilde, una coma o un punto
cuando halle algún asunto.
Mientras tanto olvidaré
que es lo inquietante del olvido
y recordaré algún sollozo acurrucado
en los vestigios desnudos
que doblegaron mi mente,
y abrazaré de cuclillas aquel disparate
que nos llevó a creer
que lo que vemos es lo que hay.
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