Dama sibilina
que entre verso y beso
arrancas el sueño
a estos ojos de mares
muertos.
Amante errante
de sintáctica mirada
que derrite cada fuego
en la análoga simiente
de la estrofa de mi
alma.
Tu no me engañas jamás,
mas enloqueces mis dedos
en la perturbación constante
de la ansiosa
inquietud
que reflejan mi pluma
en aspavientos que
esgriman
punzadas mordaces
y danzarinas siluetas,
salpicadas de tinta
invisible
que gotea en el papel.
Humedecido este
sepulcro
ambiguo y discontinuo
que le da a mis
sentimientos escape
a mundos inventados
y a sueños imposibles,
donde me dejo poseer
por ti
mi dulce dama
de rimas imposibles
mi amada poesía.
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