sábado, 30 de enero de 2016

El Resurgimiento Rasgado de la Rosa



DESHOJAR

Pétalos marchitos que claman en silencios rotos, destilan húmedas plegarias que danzarinas en el viento expelen esporas que inspiran desidias dormidas, un deliro de olores al sur del letargo donde debajo del manto añejo del firmamento se unen en separadas latitudes las virtudes apagadas de la inocencia, demencia perdida de supernova que en la implosión de la sinrazón coloreó la arteria cenegada de la nostalgia… hiriendo el aire que ahoga.


CAIDA

Flota la esencia perpleja de la ira, se dirige al este o aquel ¡vaya usted a saber! Pues allá donde caiga, alguien pagará por lo que no es suyo la medida desmedida de un suspiro acalorado. Derretida la esencia de la noche, de su intriga, de la austera tenebrosidad que doblega las estrellas, del tintineo errático del silencio, de la nada… se oyó el rasgar atragantado del quebranto, del suspense por no saber que ocurre en las dudas sibilinas del desdén, donde en la espesura del hermético negro que envuelve el instante eterno de un suspiro nubla la cordura de triple lazada.


AMANECER

Tenue… se empieza a vislumbrar el aliento del sol. Se abraza la angustia al fuerte vacio del abismo. La solapada intriga, salada, que rodeaba las cicatrices roídas, que embadurnaba cavernas soeces en litigios austeros, esa ya no está, la humedad de enojados parpados la disolvió. Se levantó sin ganas del sueño desnutrido, bostezando sonrisas de media tinta que fueron esgrimiendo siluetas, tatuando carcajadas en las paredes ennegrecidas del silencio.
Tenue… pero ya se ve la luz.



No hay comentarios:

Publicar un comentario