Casualidad
vestida de ingenuidad
que alega inseguridad
dilatando la fragilidad.
Descenso agradecido y reclinado
absorbiendo los ojos despistados
de los motivos deshinchados
que quisieron obtener un reinado.
Claudico la risa por defunción
el día de la ira del corazón
cuando en mil pedazos se partió la ilusión
dejando mares ahorcados sin compasión.
Mendigando en aceras de cartón
buscando limosna de ningún valor
vi un destello de impredecible fulgor
arrodillado estaba el sol.
Tu mirada atravesó cimientos demolidos
reconstruyendo calles de sentimientos perdidos
acunaste en tus labios prohibidos
mis sueños cargados de delirios.
Y al desterrar mi pesar
desenterré el molde angosto del amar
con el que poder volver a colmar
de savia ancestral mi paladar.
En tus manos pude encontrar
el consuelo eterno de no despertar
demoliendo molinos que no saben trigar
columpiando nubes con mi suspirar.
Y al acariciar las curvas rectas de tu tararear
jamas deje que esa melodía dejara de sonar
para nunca mas volver a regresar
a los estados atados de ningún palpitar.
Y al bucear bajo las curvas rectas de tu balancear
obtuve el premio apremiante del divagar
para nunca mas tener que regresar
a los nidos enredados de según que palpitar...
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