martes, 21 de junio de 2011

Dulce y Traicionero

Y despertar de un letargo subterráneo, abrazado a un gramo de casualidad tan frío, tan helado, capaz de empañar de un suspiro, mi fuego llameante y chamuscado e tinerante, embriagado y carente de sueños, donde desdibujan burbujas espumosas, efímeras, licuadas por el llanto que un día fue sonrisa... pero la sombra del ciprés ya mutilado, enojado por el viento ardiente de un ambiente caldeado, trituró en cantos lagrimales de incontables sollozos intentando instruir al destruir cuevas luminosas carentes de luz, reflejo de un rostro ya perplejo y acongojado que no puede más que saltar al vacío ya vacío, y en su ilusión moribunda esperar el impulso necesario y desesperado que le haga sumergirse en un cuento de incontables aventuras donde vendimiar la pasión y recolectar la sin razón; y en bodegas de paciencia y corazón, hallar el licor dulce y traicionero del amor, emborrachandose de él y olvidando así penas y dolor...

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