lunes, 21 de enero de 2013

Volver a Ver


Yo estaba atado al olvido de una gélida noche de lluvia y no vi nada

Bajo el descarado hipnotismo de unas jarras de licor que mellaron mi equilibrio y no vi nada

Estuve con dos ángeles surcando mares de nubes algodonadas y no vi nada

Mecí el suelo con los terremotos impredecibles de mis pies y no vi nada

Dejé que tus cielos azules encapotaran mi alma de seda y no vi nada

En mis bolsillos labrados en inocencia guarde las caricias de tus palabras y no vi nada

¡Maldije la arena que grano a grano venció en la hora señalada! y no vi nada

Y cuando desperté aturdido del efímero sueño de tus brazos… seguí sin ver nada.

Así que con las dioptrías carentes de mi personalidad salí afuera

A lo más hondo de mi lago salado,

Que es alago al llanto perenne de mis alas,

Palpando a tientas los bordes frágiles de tu mirada

Me agarraste… y pusiste gafas a mis praderas desiertas, y te vi,

Y al verte… subió de nuevo el telón en esta función que comenzó a latir

Al verte  me desprendí de las legañas que apesadumbraban mi espalda echa girones

Al verte se desbocaron los caballos reprimidos por el dolor por mis venas

Al verte comprendí que es esta soga que me ahoga cuando oigo tu voz

Al verte entendí que no sirve de nada regar las penas que baldean por soledad

Y al verte, revoloteando tan dulce como siempre, te siguió a ciegas mi corazón.

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