Descontaré los pasos torcidos, los que embriagaron gota a gota, las
nubes de hueso de este cielo de soledad, y procederé a olvidar cada rasgo
cuneiforme de esos soles en el atardecer de esta tierra mojada…. Así que dejo
que sigas arañando los enigmas antropomórficos de ideales perdidos y divagando
en la elocuencia muda de tu mente.
Esto que esconden mis bolsillos no es más que los flecos descosidos de
una lengua que no sabe hablar, unos dedos incapaces de soñar y llorar, que
viven en la ignorancia de no saber transformar una caricia en abrigo de
perpetuidad, y una espalda cargada del peso que dejó en ella los rotos flecos
de ingenuidad.
No puedo más que darte una palmada en la espalda y ¡que te vaya bien!,
yo seguiré cabalgando en los mares agónicos de mi siesta, tratando de no
ahogarme en el pensamiento difuminado del oleaje adverso de mí palpitar, y
allí, acurrucado bajo las aguas, absurdamente tratar de descansar. Si, dormiré…
Cerca Trova.
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